martes, 3 de mayo de 2011

Juventud al olvido

Recientemente, ha salido un nuevo estudio elaborado por el INJUVE y del que, personalmente, discrepo en la mayor parte de su contenido. Ya me gustaría equivocarme pero, las cifras que se dan, no tienen “ni pies ni cabeza”, son erróneas, a mi forma de entender.

Partiendo de la base de que me muestro reacio a que se “encasille” a la juventud en una generación que, trasmite una falsa idea y provoca una degradación de nuestra imagen social, Ni-Ni, no es de ser muy “lumbreras” afirmar que, en nuestro Estado, únicamente, un 1, 1% de jóvenes ni estudian ni trabajan, de los 7, 9 millones de jóvenes españoles, entre 16 y 29 años de edad. Sin duda, son más los jóvenes que, en su mayoría, no por decisión propia, más bien diría que porque se les imposibilita el acceder a una educación pública, cada vez más degradada, y a un mercado laboral en el que se viven auténticas situaciones de explotación y precariedad, están enclavados en tal categoría.

Así, ya en 2009, la EPA, la encuesta de población activa, recogía que España contaba con más de 700.000 jóvenes menores de 34 años en esta situación y sabemos que, desde entonces, ha ido en incremento, que tenemos un paro juvenil que supera el 40%, doblando al de los Estados miembros de la Unión Europea, y unas alarmantes tasas de abandono escolar. Actualmente, las cifras oscilan en un 32% de jóvenes, más o menos, que ni estudian ni trabajan.

Por tanto, tenemos a una importante parte de la sociedad condenada al ostracismo, jóvenes sin expectativas de desarrollo personal ni social, jóvenes sin metas, sin posibilidades de labrarse un futuro y al borde del umbral de la pobreza y sin poder, ya eso constituye un sueño, emanciparse. ¿Y qué hace la clase política?. En el mejor de los casos, se acordará de nosotros cada cuatro años. Por muy duro que parezca, parece ser que somos, únicamente, un votito para algunos.

La juventud está más formada, más preparada, más pragmática…que lo que estaba en el pasado, pero si se le tiene en el “olvido”, si no se diseñan verdaderas políticas juveniles activas, por y para la juventud, que la involucren en todas las parcelas políticas, que tengan en cuenta sus peculiaridades, que reconozcan que es uno de los sectores más vulnerables y con los que más se ha cebado esta crisis económica… pues, difícilmente, se podrán mejorar sus condiciones y expectativas de desarrollo.

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